Gloria Poyatos es magistrada del Tribunal Superior de Justicia de Canarias y preside la Asociación Española de Mujeres Juezas, una organización comprometida con la lucha por la igualdad no sólo en el ámbito judicial.
Hace poco más de un año, Gloria y otras 11 mujeres juezas fundaron la Asociación. Nos encontramos ante una mujer con unos ideales muy claros, con mucha ilusión y mucha energía que invierte en un proyecto común de igualdad de género, muy capaz de cambiar las cosas.
Casi cincuenta años después de la Ley 96/1966, que derogaba la prohibición a las mujeres de acceder a la carrera judicial, bajo el poderoso motivo de ser un trabajo contrario al «sentido de la delicadeza consustancial en la mujer», las juezas representan ya el 52% de la carrera judicial.
Vamos a conocer un poco más sobre Gloria y sobre la primera Asociación de mujeres juezas de España…
Explícame por qué decidís crear la Asociación Española de Mujeres Juezas y cuál es su origen.
El origen de nuestra Asociación se halla en la “International Association of Women Judges“(IAWJ), que es una potente organización internacional fundada en 1991 con más de 5.000 juezas asociadas en un total de 83 países, desde Afganistán hasta Zimbabue. La IAWJ aborda el problema de la discriminación y la violencia de género desde un punto de vista global e internacional, y da apoyo a las mujeres juezas para promover su acceso a la carrera judicial especialmente en los países más degradados en derechos humanos.
La Asociación Nacional de Mujeres Juezas (AMJE), nació en noviembre de 2015 como sección territorial de la IAWJ , impulsada por la confluencia de doce juezas de distintas jurisdicciones, edades y procedencia geográfica, pero con valores e ideales comunes.
Es una Asociación que defiende los derechos humanos en general pero más especialmente los derechos de las mujeres y las niñas de todo el mundo. Invertimos en ella tiempo, esfuerzo, conocimientos y la sensibilidad y experiencia de un colectivo de juezas que ante todo son MUJERES. Y defendemos a todas las mujeres, no sólo a las mujeres juezas.
Todas las mujeres que forman parte de AMJE focalizamos un esfuerzo compartido, conocimientos, experiencias, energías, ilusiones y una lucha común por los derechos de las mujeres.
¿Cuáles son los temas principales que trabajáis desde la Asociación?
Para empezar, la defensa de un sistema judicial que asegure el acceso igualitario a la justicia de todas las personas y, en especial, a mujeres y niñas. Así como el avance de la justicia social en todos los aspectos concernientes a las mujeres eliminando los prejuicios de género.
Promovemos la libertad, dignidad e igualdad sustantiva y de oportunidades entre mujeres y hombres, y la erradicación de la discriminación de la mujer.Actuamos y luchamos frente a la violencia de género, en todas sus variedades.
También tenemos la misión de divulgar y fomentar el diálogo sobre las problemáticas que afectan a la mujer en su desarrollo profesional y puestos de trabajo, dentro del sistema de justicia y en otras profesiones.
Y por último, estudiamos e investigamos sobre temas vinculados al sistema de justicia y legislación vigente, integrando la perspectiva de género.
Uno de los últimos proyectos que ha puesto en marcha la Asociación es ‘Educando en justicia igualitaria’ ¿En qué consiste?
Es un programa de divulgación y conocimiento de lo que es la Justicia Igualitaria entre los más jóvenes para ayudarles a reconocer las discriminaciones y violencias de género, así como los estereotipos sexistas. Está dirigido a familias, personal educador y jóvenes de 9 a 18 años. En el programa colaboran Centros de Educación y operadores de la justicia (jueces/as, abogados/as, fiscales, forenses etc).
El objetivo es el acercamiento de estudiantes al mundo judicial, a través de visitas guiadas a las instalaciones judiciales y asistencia a juicios públicos como una experiencia enriquecedora que les dará una información más certera sobre el funcionamiento de los juzgados españoles y del concepto justicia con perspectiva de género. Creemos que la educación es la vacuna frente a las discriminaciones y violencias machistas.
El proyecto ya se está implementando con éxito en la isla de Lanzarote donde tenemos más de 1.000 niños adscritos al programa y un voluntariado de 40 operadores judiciales. Este año 2017 tenemos previsto la implementación en otras zonas de la geografía española, como el Escorial, Oviedo, Galicia, Valencia o Tenerife.
Aunque la carrera judicial es mayoritariamente femenina, solo el 9% de las plazas del Alto Tribunal de España son ocupadas por mujeres y de las 17 presidencias de Tribunales Superiores de Justicia solo una es presidida por una jueza. ¿Cómo trabaja la asociación para romper este “techo de cristal”?
El techo de cristal… ese elemento arquitectónico que sirve para definir la castración profesional de las mujeres del mundo, sigue siendo infranqueable para las féminas en casi todos los sectores económicos y con mayor virulencia en las cúpulas de todos los poderes desde donde se toman las decisiones que mueven el mundo. El poder judicial también dispone de su propio techo de cristal.
Actualmente de 82 integrantes que hay en el Tribunal supremo, sólo contamos con 11 mujeres (12%). En las salas militar, civil y penal sólo hay 1 mujer, lo cual evidencia que la carrera judicial existe una desigualdad para las juezas, a pesar de ser en la actualidad mayoría en la carrera ( 52%).
La misma situación se reproduce en el Tribunal Constitucional, que ha tenido un total de 64 integrantes desde su creación, y sólo se han conocido 6 mujeres (un 9%). El Tribunal Constitucional, debe ser un referente ejemplar de la pluralidad social, y especialmente en la aplicación real (no formal) del principio de igualdad, no sólo como valor vertebrador de las resoluciones constitucionales sino también como valor auténtico y endógeno manifestado en una representación equilibrada de los hombres y mujeres que lo integran.
Nuestras propuestas para luchar frente al techo de cristal judicial se basan en tres pilares.
La valoración curricular del tiempo dedicado a los cuidados de familiares, pues las juezas, de acuerdo con las estadísticas aportadas por el CGPJ, tienen casi el monopolio en la petición de permisos y excedencias por cuidados de familiares, mientras tanto los jueces engordan sus currículums mediante méritos académicos (jornadas, master, doctorado, libros etc) que son los únicos que tienen valor en la promoción profesional.
La disminución de la carga de trabajo judicial en los casos en que se tenga un menor o familiar a cargo.
Y por último, en el caso del Tribunal Constitucional proponer como candidatas a las mujeres, desde los órganos del estado que tienen la competencia y que parecen olvidar que las mujeres somos el 50% de la Sociedad y que hace más de 40 años que estamos integradas en el mercado laboral y en las profesiones jurídicas. Cabe recordar, además, que las mujeres somos mayoría en la carrera fiscal, en la carrera judicial y en la abogacía.
Afirmas que “en la carrera judicial existen dos tipos de machismo: un machismo endógeno o interno y un machismo exógeno o externo” ¿Nos puedes explicar y poner un ejemplo de estos dos tipos de machismo?
La carrera judicial no es un estamento estanco, aislado o inmune a los prejuicios machistas. Los jueces y juezas nacen, se educan y opositan en la misma sociedad patriarcal que el resto de profesiones. Por tanto, el machismo también impera en la justicia, donde se extiende bidireccionalmente, de forma endógena (hacia dentro), o exógena (hacia fuera). Esta última es, quizás, la más peligrosa por el impacto negativo que tiene sobre la ciudadanía. Una justicia machista es incompatible con una justicia equitativa.
La constatación del machismo endógeno está en la escasa representación femenina en la cúpula judicial aunque son mujeres las que las rubrican más de la mitad de las sentencias que se dictan en este país. Esta situación es un insulto a la dignidad de las juezas, porque las invisibiliza. El machismo exógeno es el más dañino, porque impregna las resoluciones judiciales y neutraliza su efecto equitativo.
Me gustaría darte tres ejemplos de sentencias machistas:
“La sentencia de la Minifalda” (23/05/1990 -Sala Penal-Tribunal Supremo). Sentencia en la que se señalaba que la joven de 17 años María José “pudo provocar, si acaso inocentemente, al empresario Jaime Fontanet por su vestimenta”. En esta sentencia el empresario fue condenado a una multa de 40.000 pesetas por un delito de abusos deshonestos con su empleada, por tocamientos en los pechos y glúteos por encima de la ropa y manifestarle que a cambio de acceder a sus deseos sexuales le renovaría el contrato de trabajo.
“Reducción de la pena a un militar, condenado por lesiones a su esposa, por sus condecoraciones en Afganistán” (Sentencia de 08/06/2012 -Sala Militar-Tribunal Supremo). Reducción de la sanción disciplinaria impuesta a un militar que agredió a su esposa por considerar que no se tuvieron en cuenta sus condecoraciones militares ni su participación en la misión de paz en Afganistán. El Sargento fue condenado penalmente por los tribunales españoles, por pegar a su mujer, quien sufrió varios hematomas debido a la agresión. Como consecuencia de esta condena fue sancionado disciplinariamente a 9 meses y un día de suspensión del ejército, medida que él recurrió judicialmente. La sala de lo militar del Tribunal Supremo calificó la sanción de desproporcionada porque no fueron debidamente valoradas las condecoraciones, distintivos y menciones honoríficas del sargento , así como su participación en misiones de mantenimiento de paz en Afganistán donde “es frecuente acudir al empleo de la fuerza armada“.
“No hay acoso sexual, si la víctima no se resiste suficientemente” (Sentencia de 09/02/1995-Sala social- Tribunal Superior de Justicia de Galicia ) La dependienta de un video club demandó a su jefe por acoso sexual, habiendo quedado probado, que su empleador tocó en una ocasión el trasero de la dependienta contra su voluntad y que le hacía continuas alusiones sexuales a la operaria y provocaba roces físicos que la incomodaban. La demanda fue estimada en el juzgado social pero posteriormente El Tribunal Superior de Justicia de Galicia la revocó al considerar que la trabajadora “no había sido agredida sexualmente por el empresario ” por ser exigible, “una negativa, clara, terminante e inmediata, por parte de la mujer afectada, al mantenimiento de dicha situación, a través de actos que pongan de relieve el rechazo total y absoluto a la actitud del empresario”.
“Absuelto un jefe de departamento que llamaba “chochitos” a sus empleadas” (Sentencia 17 de junio de 2016 de la Audiencia Provincial de Murcia) La sentencia confirma la absolución por abuso y acoso sexual de un jefe de departamento de unos grandes almacenes que acosaba sexualmente a las dependientas. Dos de sus empleadas soportaron durante tres años que su jefe de se refiriera a ellas como “chochitos” y que les dejara notas de contenido sexual, en las que les escribía mensajes, tales como, “este año estás más guapa y mucho más buena”.
Solo una de las quince mujeres asesinadas por su pareja o expareja en lo que va de año había presentado denuncia previa, algo que únicamente hicieron el 20% de las 44 fallecidas el pasado año ¿En qué está fallando el sistema para no conseguir ayudar a estas mujeres?
Lo primero que hay que tener en cuenta es que la violencia de género debe combatirse desde todos los frentes, no solo el judicial. Es una lucha multidisciplinar en la que nuestra asociación ha invertido su artillería pesada, porque es la cara más atroz del problema: la violencia física y psíquica contra las mujeres. Desde la AMJE apostamos firmemente por la educación como la herramienta más eficaz para luchar frente a todas las violencias de género. Un maltratador no nace, se hace, porque el machismo es una enfermedad de transmisión social, por ello si queremos construir una sociedad igualitaria hemos de empezar a trabajar desde las escuelas sin olvidar la educación de familias y personal educador.
Dicho esto, está claro que nuestro sistema judicial no está funcionando en la lucha contra la violencia. Y hay que hacer un análisis profundo de dónde estamos fallando y de cuáles son las brechas del sistema, porque estamos fracasando. En este sentido, una de nuestras propuestas básicas es implantar una formación obligatoria y sistemática a cuerpos y fuerzas de seguridad, fiscalía, forensía, equipos psicosociales, abogacía, judicatura, etc. Esa formación común facilitará un intercambio de información que nos permita vislumbrar cuáles son las brechas del sistema.
Sobre este tema, la presidenta del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género, Ángeles Carmona, ha pedido “reflexionar” sobre la posibilidad de contar “con una verdadera especialidad en materia de violencia de género” en el área de formación judicial ¿Cómo se podría mejorar esta situación?
Desde la AMJE hemos denunciado reiteradamente la falta de formación especializada en género tanto de los juzgados especializados en violencia de género, como el resto de jurisdicciones. Los jueces y juezas estamos igual de contaminados por el machismo social que cualquier otra profesión, pero obviamente el impacto social negativo de esta contaminación es especialmente grave en el caso de los profesionales de la justicia. Por ello, es especialmente urgente la formación judicial en género que debiera ser obligatoria y sistemática.
Y para acabar me gustaría saber… ¿Cómo es la mujer jueza “perfecta”?
La “perfección” en la justicia significa “imperfección”. Esa mujer jueza “perfecta” debería tener humanidad, cercanía, inteligencia emocional y empatía con las personas justiciables.
A veces olvidamos que los jueces y juezas nos debemos a la ciudadanía y tenemos la gran responsabilidad de hacernos entender, acercarnos y servir adecuadamente a la sociedad, de donde emana la justicia que administramos.
Si quieres saber más sobre la Asociación de Mujeres Juezas…
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