Priyanka Duvey, periodista india y ex corresponsal de BBC es la autora de “No nation for women” un libro donde documenta historias de violencia sexual contra las mujeres, cada una más horrible que la otra. Durante los 13 capítulos de su libro aborda diferentes tipos de delitos: la violencia contra las mujeres de tribus marginadas, las “violaciones correctivas” basadas en castas en Bundelkhand o la violación dentro de las instituciones policiales, entre otras.
En India, las violaciones a mujeres son una epidemia que, como si del Covid se tratara, parece casi normalizado en la sociedad. El público está insensibilizado; la prensa suele dedicar a estas noticias una columna o dos, o en muchos casos las agrupa. Y muchas veces simplemente no se mencionan. La mayoría de reportajes sobre el tema son totalmente clínicos, despojados de cualquier emoción o humanidad.
Priyanka pasó seis años viajando por India, reuniéndose con las mujeres, sus familias y documentándose en juzgados y comisarias para recopilar toda la información posible sobre cada caso. En su libro, también detalla las consecuencias sociales de las supervivientes: los eternos procesos judiciales y las batallas legales, el distanciamiento de las familias, el alto precio de hablar y la profundidad de la pérdida.
Nos reunimos para hablar de libro en una tarde calurosa de Delhi, es una joven muy agradable pero seria y contundente con sus palabras. Mientras compartimos un café, me explica cómo y porqué surge “No Nation for Women”.
Cuéntame sobre tu proceso de escritura, pasaste 6 años viajando y haciendo reportajes por toda India ¿Cómo fue esta experiencia? ¿Por qué 6 años?
En primer lugar, quiero aclarar que fueron 6 años por decisión propia. Mi familia es muy conservadora y en esa época tenía mucha presión para que me casara, ellos querían encontrarme un buen marido y yo quería todo lo contrario, escapar de esa vida y centrarme en mi carrera que justo había empezado como periodista en BBC. Entonces, use la excusa del libro para posponer mi matrimonio y como arma para poder seguir con mi vida. Sé que puede sonar a broma, pero es muy irónico también. Es muy habitual en India tener que negociar este tipo de asuntos con tus padres y que entiendan que quieres tener tu propia vida. Así que hable con mis padres y les dije; “estoy trabajando en un libro y esto me va a llevar 3 años”, finalmente me llevo 6. Nadie lo entendió. Nadie en mi familia tiene estudios superiores.
¿Y te casaste?
Sí, me casé al final el año pasado. Pero lo hice bajo mis propias condiciones, cuando yo quise.
Mi segunda razón es que he trabajado como reportera de revistas durante mucho tiempo y tenia ganas de hacer algo más con mi carrera, Siempre me ha gustado escribir historias de largo formato y para hacer este tipo de reportajes tienes que hacer mucha investigación. Siempre me he documentado buscando libros y materiales sobre muchos temas, ahí fue donde me di cuenta de que no podía encontrar ningún libro sobre abusos sexuales y violación es un tema muy importante y urgente como para que no esté documentado de manera correcta en libros de no ficción. Si no tenemos buenos materiales sobre el tema no podemos entender el problema real como sociedad.
Así que tuve claro que tenia qué escribir este libro, que era un asunto grave y urgente que tenia que documentarse y desde el punto de vista de una persona local, porque sino vendría un extranjero y lo escribiría. Ya sabes, muchas veces, encontramos muy buenos materiales, pero son de periodistas extranjeros. Quería hacer algo documentado, real, desde dentro. El tipo de libro que yo sentía que faltaba y que me hubiera gustado encontrar.
En tu libro afirmas que “mientras explicaba sus historias, encontré mi propia voz”. ¿Cómo escogiste estas historias?
No hubo un criterio particular buscando las historias. Ahora que miro hacia atrás creo que puedo decir que estas historias me encontraron a mí. Seguí las historias que me crearon más curiosidad, que sentí que debía seguir y saber más sobre ellas. Me basé en mis instintos. Fue muy orgánico. Por eso el libro me llevó tanto tiempo, es fruto de trabajo duro y periodismo en profundidad, sin prisas, llegando al fondo de cada una de las historias.
También influyó que parte de los viajes me los tuve que autofinanciar, por eso tardé tanto. Muchas historias fueron escritas estando semanas en cada lugar, porque eran casos personales tan delicados que requerían mucha empatía, sensibilidad y paciencia. No podía hacer un viaje de 3 horas, entrevistar a las partes y volver. Me encontré con mujeres que estaban sufriendo muchísimo, por eso tienes que ser muy paciente, empática y tomarte tu tiempo en cada una de las zonas donde ocurrieron esas historias.
En uno de los capítulos de tu libro explicas como sufriste un intento de agresión en un tren. ¿Cómo es la vida de una reportera mujer en India?
Ha sido todo un aprendizaje… yo siempre digo: haz los deberes. Por ejemplo, uno de mis aprendizajes es maximizar la seguridad, si haces los deberes el riesgo será menor. Es triste que las mujeres tengamos que hacer tantos trámites; hacer las llamadas pertinentes, investigar sobre el lugar, saber como debes vestir, con quien debes contactar… es una lastima que vivamos en un país democrático y en el que deberíamos ser libres de ir donde y como queramos, pero no es así. En India tienes que minimizar los riesgos. Saber a qué hora llegaras a la estación; nunca tomar un tren que te vaya a dejar en un destino en plena noche en una zona rural. Siempre contratar un chófer recomendado, tener una red de confianza, nunca coger un taxi con un conductor que no te hayan recomendado.
Hablar con compañeros periodistas me ha ayudado mucho en cuanto a las recomendaciones. Siempre tienes que decir que va a viajar con una mujer reportera y que vienes recomendada así se tienen que comportar de manera correcta. Siempre tener plan A, plan B y plan C. También respetar la cultura; vestir de una manera particular o llevar siempre un fular para cubrirte y ser respetuosa con la tradición en las ciudades pequeñas.
Es triste que te esté diciendo esto, ¿no? Deberíamos ser libres para vestir como queramos, pero lo ideal es no llamar demasiado la atención. Siempre ser educada, pero evitar sonreír es muy importante. Sonreír a un hombre en India puede ser interpretado como un flirteo en según que zonas, si sonríes demasiado no te van a respetar, debes ser muy formal. Esto se debe a que los nombres no están acostumbrado a ver mujeres trabajando, puede ser un choque para ellos. Tú, de repente, llegas a ese pueblo buscando una historia y ellos se escandalizan. Tienes que explicar qué haces allí, que quieres explicar su sufrimiento y su historia, entonces encontrarás su respeto.
Vuelvo a citar otra frase de tu libro describiendo a una de tus protagonistas: “ella es muy fuerte y valiente, pero a la vez está cansada de ser fuerte y valiente” ¿Cómo crees que va a ayudar tu libro a estas mujeres? ¿Sacando estas historias a la luz encontrarán justicia?
Lo que siento es que es un primer paso, es la primera vez que se documentan este tipo de crímenes en India. Creo que el libro va a ayudar a que la conversación se inicie de alguna manera,
Hay mujeres jóvenes de 17 y 18 años que me escriben emails diciéndome que este libro les ha cambiado la vida que se han sentido representadas. También hombres jóvenes, que me han escrito para darme las gracias.
Por ejemplo, en Chennai hubo una mujer joven que estaba viajando en tren y me dijo que mientras viajaba ella era la única mujer sentada en clase baja. Rodeada de hombres, ellos la miraban insistentemente y dice que solo el acto de sacar mi libro de la mochila y que los hombres vieran la portada, fue un momento muy empoderador para ella. Como autora, esto me hace sentir muy bien, con estos pequeños ejemplos es lo que me quedo.
Las mujeres empezamos a colaborar las unas con las otras, y esta empezando a pasar también en India, las mujeres empezamos a sentir una especie de vínculo. Encuentro que este libro es un generador de conversación en torno al abuso sexual que sufren las mujeres, un pequeño paso para el empoderamiento de la mujer en India, necesitamos más libros así.
La crisis de violencia sobre la mujer en India es tan masiva que estoy segura de que muchos otros libros como este se van a escribir. Cada día pienso que las cosas no pueden ser peor, otros días abro el periódico y me siento súper triste de leer otra historia de violación, pero creo firmemente que tenemos que alzar nuestras voces, debemos pegar de vuelta y de esa manera el futuro será mejor. Con mi trabajo pretendo construir un mundo más seguro para las niñas de hoy.
Otro punto que destacar en tu libro es el concepto de las “islas urbanas” donde explicas como cada vez más chicas en las ciudades de India empiezan a sentir que pueden usar una minifalda o salir de noche, pero a la vez no paran de aumentar las denuncias por violaciones. ¿Qué está pasando?
Estamos en un tiempo de flexibilidad y cambio en India. Hay una gran diferencia entre la zona rural y las grandes ciudades como Delhi o Mumbai. Tenemos muchísimos conflictos actualmente en el país, los conflictos de casta por ejemplo. El desempleo ha crecido muy rápido. Todas las grandes ciudades son puntos de migración desde las zonas rurales más empobrecidas, y esto causa conflictos. El uso del patriarcado sigue siendo el mismo, es el patriarcado pero con diferentes caras.
En las ciudades lo vemos en el trabajo, en un jefe de equipo, por ejemplo, en las zonas rurales lo vemos mas identificados en el poder que ejercen los hombres sobre las mujeres; al final es una cuestión de poder. En su creencia de “puedo hacer lo que quiera contigo y ponerte en tu lugar”.
Hay diferencias, por supuesto, pero la esencia es el patriarcado, tanto en las ciudades como en las zonas rurales. El control y el poder sobre la mujer es el objetivo. También dependerá mucho de la clase social y la casta de esa mujer.
Una de tus propuestas es “parar de usar la palabra víctima y cambiarla por la palabra superviviente”. Los datos indican que ha habido un incremento de casos de violaciones de un 902% ¿Son estos datos transparentes? ¿Las supervivientes denuncian?
En mi libro he recopilado datos de 5 décadas y puedo afirmar que obviamente está claro que el numero de violaciones no denunciadas exceden el numero de violaciones denunciadas. Por eso no tenemos los datos reales, solo los que da el Gobierno.
Siento que, como ciudadana india, es importante alzar la voz contra lo que está mal. Como periodista mi trabajo es hablar alto y claro al poder porque esto que está pasando no es correcto. Esta es una verdad importante e incómoda, aunque no nos guste explicarla.
Muchas de las familias de las supervivientes tienen mucha presión cuando el caso sale a la luz, por hay un tema de honor, de vergüenza por parte de las familias. Muchas veces ocurre que son los mismos familiares los que animan a las chicas a no denunciar. Sin duda, hay que trabajar en ello.
Después de explicar estas verdades incómodas en tu libro ¿Has recibido amenazas?
Todos los buenos periodistas hemos recibido amenazas alguna vez. Hoy en día hay muchas herramientas online para que te digan cosas desagradables, pero creo que esto viene implícito con nuestro trabajo.
Al final, yo solo estoy explicando casos reales, no hay nada de imaginación en todo esto. Si no te gusta lo que escribo mejor que nos pongamos a cambiar el mundo. Este libro no es ficción. Tengo todos los casos archivados, documentados con papeles judiciales, grabaciones de entrevistas, etc. Soy una reportera trabajando en hechos, no soy una autora de novela.
Hablabas antes sobre la cultura del “honor”. En uno de los capítulos narras la historia del padre de una de las supervivientes a una violación grupal. El hombre dejó de comer por la vergüenza social que sentía. Tras 10 días sin comer tuvo un ataque de corazón y murió. ¿Por qué la sociedad india sigue culpando a la mujer y no al violador?
En India hay una cultura del “honor” donde la vergüenza recae sobre la superviviente de violación y su familia. Es una sociedad patriarcal que intenta acusar a la víctima de que ella invitó a ser violada por vestir de una manera u otra, por sonreír o por hacer lo que sea que provocara el ataque. La culpabilización de la mujer tiene que desaparecer y la ley debe tener responsabilidad y eficacia en conseguir esto.
La sociedad, la ley, los jueces deben poner el dedo acusador en el violador no en la superviviente. El punto de vista de la mayoría de gente en India sigue siendo culpar a la mujer; ¿qué hacia ella sola a las 10 de la noche en la calle? ¿porqué estaba con un hombre en un bar?… Estas son algunas de las razones que suele dar la sociedad. Este es el tipo de mentalidad que debemos cambiar, en el libro intento dar esta perspectiva y nombrar organizaciones que trabajan para en torno a este cambio cultural.
Entonces, las cosas están cambiando…
Sí, las cosas están cambiando. Aunque pienso que tenemos un largo camino por recorrer.
Por ejemplo, en el parlamento de India hay un viejo debate sobre si el 33 por ciento de las parlamentarias deberían ser mujeres. El debate sobre esta ley lleva produciéndose durante 3 o 4 décadas. Para que las cosas cambien debe haber la convicción de que las mujeres deben estar ahí, pero ¿son libres en esos puestos políticos? ¿o solo son marionetas controladas por los lideres masculinos de sus partidos? En el segundo caso, no sirven de nada.
En India la representación independiente de voces de mujeres esta mejorando, tenemos representantes candidatas que hablan alto y claro. Y aunque sabemos que tardará tiempo, los derechos reales de las mujeres pueden mejorarse mucho más en India.
Para acabar, como es tradición el blog, quiero preguntarte ¿Cómo es la “mujer perfecta” India? ¿Cómo describirías a esas supervivientes?
Como periodista siento que bajo mi mirada y en mi opinión, la mujer india “perfecta” es aquella mujer que vive la vida que ella quiere, que reta los estereotipos culturales y decide tomar decisiones crear la vida que ella quiere vivir.
Es irónico que en la India las mujeres todavía no nos decidamos ser astronautas o científicas. Para mí, el cambio empieza en las cosas pequeñas del día a día, que cada una de ellas decida cómo quiere vivir. Cómo quieren vestir o qué quieren comer. En India todavía decimos que no es de buena educación si una mujer ríe demasiado. Yo me siento muchas veces y me rio con todas mis fuerzas, porque no nos pueden quitar nuestra sonrisa y nuestra alegría por la vida.
Tenemos que tomar el futuro en nuestras manos y crear nuestros propios caminos porque una tiene una sola vida. “Just let us be” es la única cosa que queremos… dejadnos ser.
Antes de acabar, me gustaría citar un fragmento del libro que me marcó para siempre por su dureza pero también por su esa manera de explicar las historias que tiene Priyanka y que te engancha desde la primera página de su libro. Es sobre el mediático caso de la violación, tortura y asesinato de dos niñas menores (de 13 y 14 años) en Badaun (Uttar Pradesh) en 2014. Después de asesinarlas, las colgaron de un árbol de mango; la imagen dio la vuelta al mundo. Priyanka viajó hasta el lugar e investigó la historia de primera mano, dedica un capítulo entre del libro a explicar qué pasó.
En su entrevista, la madre de las niñas le cuenta:
“Y esa horrible mañana, la vi tambaleándose de ese árbol de mango en el jardín de Chaudhary. Sabes, me senté debajo del árbol de mango mirando el cuerpo oscilante de mi propia hija. Me senté allí durante 14 horas. Seguí mirándola todo el tiempo. Recuerdo sus pies. Los cuerpos comenzaron a oler bajo el sol. En esas 14 horas todo lo que quería era traerla cerca de mi pecho. Pero dijeron que no debíamos bajar los cuerpos si queríamos justicia para nuestras hijas. Y así seguí mirando sus pies. Cuando la policía bajó su cuerpo después de 14 horas, corrí a tomarla en mis brazos, pero me llevaron a un lado, la envolvieron en una tela y se la llevaron de inmediato. No pude abrazarla por última vez. Todavía veo sus pies. Su cuerpo sigue balanceándose frente a mis ojos todo el tiempo.”
Después de dos años de investigación el Centro National de Investigación concluyó que hubo negligencias en la investigación y que la mentalidad patriarcal del equipo había dominado su enfoque científico en ese asunto en particular. Tras años, las familias de las víctimas no han podido obtener las pruebas necesarias para condenar a los todos los participantes en el crimen. Solo uno de los acusados fue condenado. Esa madre jamás obtuvo justicia.
Algunos datos sobre India…
India ha visto un aumento sin precedentes del 873 por ciento en los delitos contra las mujeres en las últimas cinco décadas. La Oficina Nacional de Registros de Delitos (NCRB) de India dice que 106 mujeres son violadas todos los días. Cuatro de cada 10 de estas víctimas son niñas menores de edad.
Si bien, no existe una investigación auténtica que establezca que este aumento en las cifras de delitos contra las mujeres cada año, se debe principalmente a que más mujeres denuncian violaciones, el hecho de que hablar en contra del abuso sexual sigue siendo un estigma que no necesita confirmación. La mayoría de las mujeres optan por no denunciar delitos sexuales debido a la actitud de “víctima – vergüenza” que prevalece en la India. En “No Nation for Women” se documentan todo tipo de violaciones, entre las cuales encontramos; violaciones por causas políticas, por tráfico de mujeres, por supremacía de castas o abuso de menores, entre otras.
“Siempre he creído firmemente que la India es un país diverso y no se puede poner el dedo en cualquier historia y convertirla en una declaración generalizada sobre todo el país. Los delitos de género contra las mujeres también tienen aquí múltiples dimensiones y facetas. El patriarcado es el núcleo de este problema y todos los demás factores que contribuyen a la violencia contra las mujeres se manifiestan a su alrededor.”: afirma Priyanka Dubei.
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